Tenías un padre y no una madre por que murió cuando eras muy chica, él no tuvo mejor idea que mandarte al campo, a cuidar cabras, tan chica y conociste la soledad, el frío, el calor, el hambre, solo te visitaba una vez a la semana para llevarte mercadería y darte indicaciones nada más, aprendiste a correr detrás de las cabras y conociendo a cada una de ellas poniéndoles nombres, buscándole agua y comida, también ver como tenían sus crías y ordeñar su leche con la cual te alimentabas, aprendiste a hacer quesillo, hacer pan con la harina que te llevaban, una vida dura que lo tomabas como una obligación y tus juegos eran recoger agua de lejos en barriles, para vos y tus animales, correr detrás de ellas para que vuelvan al corral, solo te fabricaban ranchos de palos y paja, cambiándote siempre de lugar a donde había agua, de noche la oscuridad, porque no tenías con que alumbrarte, sólo cuando la luna brillaba era tu luz, no conociste zapatos, ni cuadernos, ni lápices, eras un animalito más, si alguien llegaba te escondías, por miedo, por huraña, porque no estabas acostumbrada a ver gente, te manejabas con burros que amaestrabas y caballos que montabas. Mientras crecías, ya te dabas cuenta que eso no era tuyo y también crecía tu carácter, osco, desconfiada, no te gustaba la gente, pero alguien se acercó, te demostró lo que no conocías, después nací yo, que también estuve con tus cabras, sólo que yo era tuya y empezaste a pensar en un futuro mejor, empezaste a devolver lo que ya no querías, probaste suerte en un pueblo cerca de tus pagos, Chilecito, empezaste sola sin mí, dejándome al cuidado de parientes, los cuáles no me demostraban mucho cariño, hasta que alguna vez al volver de tu trabajo lo descubriste y decidiste cargar conmigo buscando nuevos horizontes para ir a trabajar sin saber hacer mucho; como cocinar, lavar, planchar, te enseñaron y aprendiste todo, siendo después una experta cocinera y dejando las casas donde trabajabas impecables, después vino mi hermana, ya éramos dos y siempre trabajabas con nosotras hasta que crecimos y alquilabas ranchitos y nos dejabas solas, yo cuidaba de mi hermana, nos mandaste a la escuela cosa que a mí me encantaba, quise ser algo más, pero éramos pobres y no daba el bolsillo para lo que yo quería, quizás hoy hubiera sido una gran médica, pero no pudo ser. Siempre trabajabas para que no nos falte nada, en varias partes, a veces cama adentro y otras cama afuera, sufriste pero saliste adelante, nosotras crecíamos y ya empezamos con nuevas esperanzas, yo ya no quería estar en Chilecito, soñaba con otras cosas y así con trabajo viaje a La Rioja y más adelante a Córdoba y fue para quedarme. Mi hermana ya tenía su novio que no lo querías para nada, el tiempo te dio la razón, siendo aún muy chica nació su primer hijo, que él desconoció y no lo quería, después se casaron, vinieron otros dos, yo a mi vez también me casé y tuve los míos, se cambiaron de casa y fueron a vivir a la casa que estaba al frente, en una pieza todos amontonados por falta de espacio, así te enterabas de lo mal que la trataba y como la golpeaba a mi hermana, aún sin motivos, no la dejaba salir, le escondía los zapatos a los chicos para que no salga, venía borracho, ella estaba durmiendo y la miró, le pregunto por donde anduvo y sin que se despierte le golpeó la cara, tenías ganas de matarlo, siempre decías que le tenías terror a los sábados, porque siempre era lo mismo, una vez ella tomo valor porque una jueza le hacía entender que tan borracho no estaba porque sabía donde volver y que no se dejara pegar, hasta que un día estaba preparada para el ataque y cuando quiso pegarle mi hermana levantó una silla y se la partió en la cabeza, abriéndole una herida que le hicieron 8 puntos, pero él no dijo nada, la policía vio que estaba borracho, a partir de ahí ya se cuidaba de llegar a pegar porque sabía lo que le esperaba. Pasó un tiempo y ya se cambiaron al frente, a la casa de la madre de él, fue donde empezaron a trabajar para agrandar la casa, vos trabajabas todo el día y llegabas a la noche cargada de cosas para los chicos, como la comida, golosinas, fruta y por supuesto siempre ayudando dándole dinero a tu hija para materiales y para la comida de cada día, porque lo que él ganaba no era para llegar a fin de mes, siempre le compraba a los chicos lo que vos nunca conociste y siempre querían más, yo quedé al margen porque no estaba ahí, estaba lejos, les comprabas ropa, bicicletas y a medida que crecían ya querían equipos de música, ropa de marca y vos todo les diste, hasta relojes, anillos y cadenitas de oro, empezaron a ser egoístas y ya te exigían, te pedían plata y en oportunidades te la robaban, ni plata en el banco te permitían tener porque también te la sacaban sin avisarte y te quedabas callada para que no te griten, porque eran violentos verbales hasta con la propia madre y ella hacía de todo para que no falte la comida en la mesa, también pidiéndote plata, eso hicieron siempre todos, yo solo iba de visita para alguna fiesta o para estar unos días, pero no lo hacia todos los años, por eso no recibía nada, como a mi hermana que le regalabas lo que te pedía, hasta la casa le techaste y ahora nada de eso te agradecen, porque se olvidaron, mi sobrino mayor por todos esos desprecios del padre creció con un gran resentimiento que lo demuestra siempre a los gritos, no habla sin gritar, así lo hacía siempre con todos sobre todo con las mujeres porque si lo hubiera hecho con hombres no le habría quedado un diente. Hasta te sacó un préstamo, porque le diste la tarjeta ignorando el valor del dinero, se compró una moto todo terreno y vaya a saber que más, la cuestión que te endeudó por $40.000, así te agradeció, dándote la espalda, porque ya no le dabas plata como antes que lo único que hacían era sacarte prestado que nunca devolvían, dejaron de compartir la mesa con vos y conmigo, por eso para Año Nuevo te llevaba a cenar afuera lejos de ellos. Me supo refregar en la cara que yo no fui al velatorio de mi hermana, siendo que yo viajé para acompañarla a su última morada junto a una de mis hijas y mi incondicional compañero. Estando con la señora con la que trabajó tantos años, escuchando un homenaje que le hicieron, pero este cabeza de termo tenía los ojos en el traste para inventar estupideces. Pensar que murió por culpa de ellos dos, el hijo y el padre, pero Dios algún día bajará la mano y le dará lo que merece, ya le dio una señal, terminará sólo por lo que le hizo a su madre, a su abuela, a su mujer, porque él es macho sólo con las mujeres, se cree único, todos son iguales, son ellos nada más por el egoísmo, nadie se va de este mundo sin pagar facturas. El tiempo te va cambiado por fuera, las personas te van cambiando por dentro. Desde chica estuve lejos, nunca te abandoné, no había celulares pero en cada evento me las ingeniaba para saludarte siempre, fui con mis hijos chicos, tal vez no tan seguido pero ahí estaba. Mi hermana era un poco delicada de salud, aun así hicimos un viaje a Brasil, fue un paseo maravilloso que nunca olvidaré. Pasando el tiempo ella se ve que no estaba bien y un día salimos a pasear, me dijo que si le pasaba algo me hiciera cargo de mi madre, no le encargó a sus hijos y después que partió, nunca te abandoné madre, siempre estuve cerca y no te hice faltar nada, te compré un celular para estar siempre en contacto, tu familia ya no te prestaba tanta atención, ya les molestaba que yo fuera tan seguido, tenías una cuidadora para que te ayude que yo pagaba, era la única persona con la que tenias contacto, ya no podías salir a hacer las compras, ni limpiar, ni cocinar. Hasta discutí con tu nieto que lo único que hace es gritar para ser más hombre, que es lo que hacia con mi hermana hasta el día antes del accidente que terminó con su vida, me echó de la casa, estando vos presente madre, eso me llenó de rencor, hasta que me pediste que te saque de ahí porque parecía que no existías y eso te dolía, así lo hice. Un 01 de Mayo de 2019 hicimos la mudanza, te llevé donde te tratan como ser humano, donde te dan un plato de comida, comparten su mesa, conversan y charlan contigo, tienen limpio todo tu entorno, tu ropa y tu persona, no podías estar tan sola, no podían ser tan desagradecidos, egoístas e inhumanos al punto de incurrir en la figura delictiva de abandono y abuso económico, según palabras de la asistente social de PAMI.
Ahí estoy, viendo y preguntando lo que necesitas, no te abandono,
estoy cerca y hablándote todo el tiempo, ahora por esta pandemia que
nos tiene mal a todos no puedo viajar como lo hacía todos los meses,
pero estás bien atendida y esa es mi tranquilidad, sé que al no
poder ir extrañas a todos, nadie es capaz de preguntar como estás,
si precisas algo, de ir a verte, de invitarte un domingo a comer o
dar una vuelta y eso que tienen autos, así es la vida madre, llena de
injusticias, egoísmos y orgullos.
Aún me tienes a mi, pido a Dios y a mi hermana, tu otra hija, que me
de vida mientras estés y darte el cariño que mereces y que te
protejan en todo momento, no pienses en la ingratitud, porque sé que
duele y no quiero que sufras.
El ayer es historia, el mañana es
un misterio, el hoy es un regalo, por eso se llama presente. 17/03/21: Salimos de Chilecito... 18/03/21: Tona ya está en mi casa... 24/04/21: A las 11 hs. Tona se descompensó, se llamó a emergencias y verifican que tiene la presión arterial alta, la estabilizaron pero luego se pone mal nuevamente por lo que se llama a emergencias otra vez, no puede hablar bien, vi que tenia la boca torcida, dijeron que no hacía falta internación, la hice canalizar para hidratarla, duerme toda la noche, eso me preocupa, llamé la ambulancia y pedí internación porque estaba cursando un ACV. La internaron en el Hospital Córdoba, le hicieron estudios y verificaron que había sufrido un infarto cerebral, hablaba conmigo con vos ronca, decía que nada le dolía, pedía ir al baño, estuve ahí hasta que la llevaron a la Unidad de Cuidados Intensivos, a partir de ahí no me dejaban verla, todos los informes se daban por teléfono, a veces eran buenos y otras no. El 03/05 la pasaron a neurocirugía para colocarle un botón gástrico porque no podía deglutir, estaba alimentada por una sonda nasogástrica, no me dejaron pasar a verla. El 04/05/21 pude entrar a la sala, no la vi bien, respiraba con dificultad, tenía oxígeno, en algún momento se arrancó todo y tuvieron que atarle las manos y los pies, cuando estuve a su lado le hablaba, le decía que estaba con ella, que la extrañaba, que vuelva a casa, la tenía de la mano, la besaba, me apretó fuerte, fue una despedida, me estaba esperando, a los 5 minutos le dio un paro cardíaco del que no pudo salir, ella ya quería estar con mi hermana, los últimos días hablaba mucho de ella con las cuidadoras. Últimamente le dolían mucho las piernas pero ella hasta que se enfermó comía muy bien, no se conformaba con poco, nunca le tenía que faltar las galletas dulces, yo le hacia bizcochuelos los domingos, estaba contenta de estar en casa, nunca estaba sola y yo era feliz de tenerla. Me apuraba por llegar de mi trabajo para que no esté sola, entonces merendábamos juntas, mirábamos TV, conversábamos y jugaba con su perrita. Ella ahora se fue a un lugar mejor para estar con su otra hija y yo quedé con la paz y la tranquilidad de que estuvo conmigo sus últimos días y bien atendida, pero su corazón dijo basta, descansa en paz madrecita, siempre estarás en mi corazón. Nunca sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción que te queda. EN CÓRDOBA Y SUS ÚLTIMOS DÍAS Jamás hubiera deseado que mi madre partiera tan pronto, pero se sucedieron muchas cosas que le afectaron mucho y eso le produjo un gran agotamiento psíquico desde que empezó la pandemia y se fue acumulando. Era triste para ella y para mí; generaba una gran ansiedad, mucho miedo, mucha tristeza, yo por no poder viajar por falta de transporte, sin poder verla aunque la llamaba 2 a 3 veces por día pero no era suficiente, quería verme, nadie más la llamó ni la visitó todo ese tiempo, ¡NUNCA!, ella decía que no tenía familia estando tan cerca. ¿Qué estaba pagando ella? ¿Qué culpa tenía? Pero tenía una persona que la acompañaba, que la consolaba, que la entendía y le decía que tuviera paciencia, a ella también le molestaba el poco interés que demostraban sus familiares, ya que los vio nacer y les dio todo, ella ahí se sentía bien, acompañada y protegida, pero ya no quería estar sola y con el tiempo ya no debía estar sola, ella decía que a veces no servía para nada, ahí regaba las plantas y le gustaba y de a poco ya no podía hacerlo ya que no podía estar parada por su dolor en las rodillas con artrosis. Cuando la lleve a mi madre a su nuevo domicilio, le pedí al PAMI una ayuda económica para pagar a la cuidadora, para otorgarlo mandaron dos asistentes sociales de La Rioja para corroborar si era necesario, yo estaba en Córdoba, fueron a verla y charlaron con ella, contó todo con detalle, no se le escapó nada, porque le preguntaron porque estaba ahí, si tenía familia, después me llamaron a mí para decirme que hice bien en retirarla de donde vivía por el abandono y el abuso económico al que era sometida. Finalmente le otorgaron la ayuda que cobró hasta el último mes de su vida. Hasta que por fin empezaron a salir nuevamente los colectivos interprovinciales aunque con poca frecuencia, pero era un comienzo y entonces aproveché el primer viaje para ver a mi viejita, estaba contenta de que pudiera ir y me esperaba con entusiasmo, ella me contó que a veces se sentía desganada, sin ganas de hacer nada ni levantarse. Antes de la pandemia la llevé a neurología, le hicieron una tomografía y ya tenía Alzheimer, la neuróloga dijo que probaría con un medicamento y a los 3 meses que la llevara de nuevo, la pandemia ya no lo permitió, siguió tomando la misma medicación, ya no era la misma, le gustaba estar donde estaba y se preocupó cuando se enteró de que ya no podía quedarse ahí, ella misma veía que su cuidadora no andaba bien de salud y dio un plazo, eso también le produjo tristeza porque no quería irse de ahí, solo entonces empezaron a visitarla, porque les decía que se sentía sola sin familia, pero ella no quería volver de nuevo, tenía miedo por mí por todo lo que me dijeron delante de ella a los gritos; “Yo soy dueño de gritar porque está es mi casa, todo esto es mío…” Pensar que su hermana decía que tenía buen corazón, pero cuando lo atacaban reaccionaba. Nadie lo atacó, él fue a gritar delante de mi madre, yo digo; ¿tiene buen corazón? ¡Una piedra tiene y algún día también le va a doler! También ella me supo decir; “Mi madre murió y me dejó dos problemas, mi padre y mi abuela”. Yo la liberé del problema con la abuela, porque decía que si se enfermaba todos trabajaban y no podían estar siempre acompañándola, ya no tenía que hacerlo pero tampoco estaba conforme, ahora quería todo; hacerse cargo y ser su apoderada, cuando desde que la saqué de la casa de ellos nadie se preocupó, se olvidaron de ella, como también se olvidaron que cuando eran unos niños mi madre ayudaba a mi hermana a comprar los materiales para techar, eso yo lo vi y lo viví, por eso le dije que a mí no me grite porque no soy su madre y mi mamá al ver la forma que me trataba levantó una madera para pegarle cuando me gritaba que no volviera. Por eso me dijo; “¿podés llevarme con vos o con una cuidadora? aquí no existo, nadie me atiende, ni me hablan, ni vienen a verme”. Eso me dolió mucho y después de lo que dijo su nieto, no tenía porqué volver ahí, mucho menos con esa prepotencia, arrogancia, egoísmo y amenazas, no lo iba a permitir, ya estaba triste de tener que irse de esa casa, también lo estaba porque pensaba en mí, en que no me dejarían entrar ni retirar lo que era mío si ella se moría, hasta eso pensaba y me lo decía porque se acordaba de los gritos, todo eso le causó estrés. No se olviden que ella para ustedes fue una abuelaza, pero él nunca la valoró, cuando tenía que gritarle lo hacía, después le pedía perdón y ahí nomás venía el mangazo “abuelita necesito plata…”, para cualquier cosa y nunca se la devolvían, pero después yo era la ladrona porque ya no podían seguir sacándole su jubilación porque yo la administraba. Por eso el odio y las malas caras, les molestaba que yo fuera, pero yo iba a ver a mi madre nada más y ella me contaba todo. Cuando me contó que la querían llevar de nuevo con ellos le pregunté si quería volver y me dijo; “No, vení a buscarme, quiero estar con vos, si voy con ellos no te van a dejar entrar”. Estaba angustiada y eso no lo pensaron y tampoco le preguntaron a ella qué pensaba, por eso fui a buscarla. Cuando alguien que la conocía bien se enteró que estaba en Córdoba me dijo que lo mejor que hice fue traerla conmigo, cuando comenté que la querían llevar sin mi consentimiento fue enfática al expresar que de tantos años que la conocía no hacía falta que le cuenten ya que estaba enterada y sabía muy bien todo lo que le hacía su familia. Lamentablemente no pudo hablar con mi mamá porque ya estaba internada. Cuando se enteró que falleció me llamó para darme el pésame y dijo que por suerte estuvo acompañada y al fin estaba descansando en paz. Yo me pregunto ¿qué más habría aparte de lo que yo ya sabía que no se animó a contarme? Ya lo averiguaré, hay alguien que si lo sabe. Doy gracias a Dios haberla traído con el apoyo de los míos. Se fue en paz, no estaba sola ni nunca estuvo sola, porque tenía sus cuidadoras que la mimaban y me acompañaron todo el tiempo, por eso yo también estoy tranquila y en paz, no podía verla mientras estaba en la UCI y cuando me dejaron verla me esperaba para despedirse, no abrió los ojos pero me escuchó, le tome la mano para besarla y me dio un apretón y se le detuvo el corazón, nada se pudo hacer pero estuvo conmigo o no me lo hubiera perdonado nunca, fue la voluntad de Dios, que así sea.- El verdadero dolor es aquel que se sufre sin testigos.
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05/06/2021 14:01:13